Categoría: Proyectos

Montacargas adosado a torre de acceso para la restauración de un chapitel

La intervención en el chapitel de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Granada de Moguer va a necesitar del aporte y retirada de mucho material, pues la oxidación de los herrajes que soportan la veleta ha provocado la fragmentación de los elementos de mampostería que lo sustentan y aparece un grave problema de desprendimiento de estos.

Con anterioridad ya teníamos montado un andamio que partiendo del pasillo perimetral del último cuerpo de la torre envolvía el chapitel hasta la base de la veleta. Ha sido esta estructura la que ha permitido hacer el estudio previo y analizar la precariedad de la construcción.

Montacargas adosado a torre de acceso para la restauración de un chapitel - Alquiansa
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La falta de recursos económicos y el volumen de la intervención no permite montar el andamio para intervenir la torre en todo su perímetro y hasta su máxima altura. Por lo que para esta fase se nos solicita un cuerpo de andamio que partiendo de la base de la torre alcance hasta la altura de la veleta, a este cuerpo se le adosará un montacargas Geda Combilif 200 que facilita la subida del material para la reparación de dicho chapitel y retire los escombros producidos durante los trabajos.

El cuerpo de andamio a instalar partirá centrado desde la base de la torre de la iglesia por la cara que da a la plaza, una vez superada la cornisa esta torre se irá desplazando al interior mediante ménsulas para marcos y ménsulas voladizo adaptándose al ya montado, esto va a permitir crear desembarcos por cada nivel de trabajo (cada 2m de altura).

Montacargas adosado a torre de acceso para la restauración de un chapitel - Alquiansa
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Además, se van a intervenir el pretil perimetral del último cuerpo y las azucenas que se disponen en los cuatro extremos de este. Al no poder partir con el andamio desde la base de la torre solo nos queda la posibilidad de montar la estructura sobre la última cornisa y descargar el peso de esta en el pretil, así alcanzaremos cuatro metros de altura más la barandilla que permita intervenir los jarrones con las azucenas de los extremos.

Montacargas adosado a torre de acceso para la restauración de un chapitel - Alquiansa
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El uso de montacargas adosados al andamio facilita la elevación y bajada de los materiales necesarios para la intervención, su adaptabilidad va a permitir crear pasarelas plataformas o rampas que den acceso directo a cualquier punto, todo esto hace que su uso rentabilice sus proyectos.

Planos del montaje del montacargas adosado a la torre de acceso para la restauración de un chapitel

Montacargas adosado a torre de acceso para la restauración de un chapitel - Alquiansa

Fotos del montaje del montacargas adosado a la torre de acceso para la restauración de un chapitel

Montacargas adosado a torre de acceso para la restauración de un chapitel - Alquiansa
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Juan Ramón Jiménez elude en su libro «Platero y yo» a la torre de la Iglesia Parroquial de nuestra Señora de la Granada de Moguer, lugar donde nació

Montacargas adosado a torre de acceso para la restauración de un chapitel - Alquiansa

«Ya en la cuesta, la torre del pueblo, coronada de refulgentes azulejos, cobraba, en el levantamiento de la hora pura, un aspecto monumental. Parecía, de cerca, como una Giralda vista de lejos, y mi nostalgia de ciudades, aguda con la primavera, encontraba en ella un consuelo melancólico.»

«De las siete galerías del Paraíso se creyera que tiran rosas a la tierra. Cual en una nevada tibia y vagamente colorida, se quedan las rosas en la torre, en el tejado, en los árboles. Mira: todo lo fuerte se hace, con su adorno, delicado. Más rosas, más rosas, más rosas…»

«Por el callejón de la Sal, que retuerce su breve estrechez, violeta de cal con sol y cielo azul, hasta la torre, tapa de su fin, negra y desconchada de esta parte del sur por el constante golpe del viento de la mar; lentos, vienen niño y burro.»

«No, no puedes subir a la torre. Eres demasiado grande. ¡Si fuera la Giralda de Sevilla! ¡Cómo me gustaría que subieras! Desde el balcón del reloj se ven ya las azoteas del pueblo, blancas, con sus monteras de cristales de colores y sus macetas floridas pintadas de añil.»

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